En el momento actual el cáncer de cuello uterino puede considerarse como la consecuencia final de una enfermedad de transmisión sexual cuya causa es la infección persistente por el virus del papiloma humano.
En esta familia de más de 200 virus al menos 40 pueden afectar el aparato genital.
Los de bajo riesgo pueden producir verrugas en el área ano-genital y oro-faríngea mientras que los de alto riesgo pueden producir cáncer oro-faríngeo, y ano-genital en mujeres y hombres.
Su forma preferente de transmitirse de persona a persona es a través de las relaciones sexuales.
Afortunadamente la vacuna con varios serotipos de este virus es altamente protectora y más aun si la vacunación se hace en las mujeres antes de los 12 años.
Una cuarta parte de las mujeres de entre 14 y 50 años tienen infección por virus del papiloma humano y el porcentaje llega hasta un 40% de las mujeres entre 14 y 20 años que es el momento de mayor incidencia.
Afortunadamente el 50% de las infecciones se eliminan de forma espontánea sin tratamiento entre 12 y 18 meses y hasta el 80-90% lo hace entre el 2º y el 5º año.
Estas infecciones transitorias son frecuentes en mujeres jóvenes y duran entre 8 y 13 meses.
Cuanto más tiempo persista la infección más probabilidad de que se produzcan lesiones premalignas que pueden evolucionar a cáncer invasor. Si además la mujer es fumadora la probabilidad es aun mayor.
Desde que se produce la infección hasta que se produce el cáncer invasor, pasan habitualmente de 8 a 13 años y entre tanto, es posible detectar la presencia del virus y lesiones premalignas llamadas carcinoma cervical intraepitelial.
Estas lesiones premalignas pueden regresar también espontáneamente pero requieren una estrecha vigilancia.
En este momento la curación de las lesiones premalignas con cirugía muy limitada es muy posible en la mayoría de los casos.
Si el tumor evoluciona localmente o si se extiende a otros órganos la curación es mucho más compleja y a veces no es factible.
En el Día Mundial de Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, el Dr. Javier Román, patrono en la Fundación Oncoayuda, afirma que conviene recordar lo siguiente:
• Hay que educar a los más jóvenes en el sexo seguro.
• Los preservativos no son definitivamente seguros pero ayudan.
• La vacunación con el virus del papiloma humano de los jóvenes y los menos jóvenes no vacunados es de gran ayuda para prevenir el cáncer de cuello uterino.
• La realización de chequeos preventivos a las mujeres es clave para detectar a tiempo la infección del virus del papiloma humano y sus efectos carcinogénicos.
• Desde los 21 y hasta los 30 años conviene realizar una citología vaginal cada 3 años. A partir de los 30 años debe hacerse citología vaginal cada 3 años o detección de virus del papiloma humano y citología vaginal cada 5 años.
• El seguimiento estrecho de las mujeres infectadas es clave para cortar la cadena que conduce al cáncer de cuello uterino desde la infección por el virus.