Toda emoción tiene su cometido y por ello, cuando aparecen, parar a escuchar qué nos quieren decir, es beneficioso.
Todas y cada una de ellas, contribuyen a nuestra supervivencia, ponen en marcha a nuestro organismo para alejarnos o acercarnos hacia lo que tenemos que afrontar. Además, gracias a su función motivacional, nos impulsan a la acción.
Las situaciones en las que se producen las seis emociones básicas y su utilidad, son:
- Alegría: sucede en momentos en los que la persona se encuentra segura, competente, satisfecha. Función: afiliar.
- Tristeza: aparece en procesos de pérdida. Función: reconstrucción.
- Miedo: se activa cuando se detecta una amenaza. Función: protección.
- Ira: se presenta en situaciones que generan frustración, falta de motivación o en las que se han sobrepasado los límites de la persona. Función: defensa.
- Asco: se origina en la incomodidad. Función: rechazo.
- Sorpresa: se produce en situaciones novedosas. Función: exploración.
Aparte de la función de supervivencia y de motivación, las emociones tienen una labor social, ya que a la hora de expresarlas permiten a nuestro entorno conocer cómo nos sentimos, facilitando así las interacciones sociales.
Desde el servicio de Psicooncología de la fundación Oncoayuda ayudamos al paciente a reconocer las emociones y a utilizar la información que ofrecen ante determinadas situaciones del proceso oncológico.
Iniciado este autoconocimiento emocional continuamos trabajando a nivel de identificación corporal y expresión emocional.
Por Teresa Escalonilla